Cuando Morgane cumple dieciocho años, ésto le provoca sentimientos contradictorios. Por un lado, una sensación muy fuerte de libertad. Por otro, la pena de la infancia que se va, y con ella, la esperanza de poder contar con su madre. Morgane siente gran tristeza y disgusto. Sufre. Y al mismo tiempo, solo tiene ganas de una cosa, de avanzar en su vida.